jueves, 28 de octubre de 2010

Exposición Museo del Prado: " RENOIR Y LAS MUJERES"

 Pierre-Auguste Renoir (1841–1919). 
Pierre-Auguste Renoir nació el 25 de febrero de 1841 en Limoges, Francia, hijo de un sastre que se trasladó a París con su familia cuando el pintor era un niño. Renoir comenzó su carrera en 1854 como aprendiz de pintor de porcelana en un taller. En 1861 entró en el estudio de Charles Gleyre,  donde conoció a Claude Monet, Frédéric Bazille y Alfred Sisley; durante los años siguientes estudió en la École des Beaux-Arts.
En 1870, volvió a París, donde continuó trabajando mano a mano con artistas de vanguardia cuyo vínculo nacía del común desencanto frente a la pintura academicista imperante. Renoir expuso dos pinturas en el Salon des Réfusés oSalón de los Rechazados de 1873; al año siguiente, él y sus compañeros se unieron para organizar la primera exposición de los «artistas independientes», grupo al que pronto se conoció como los impresionistas. Renoir siguió siendo una figura clave del movimiento impresionista durante el resto de su carrera, aunque se lo conoce más por sus representaciones de mujeres vestidas a la moda y por sus bañistas, también pintó paisajes, retratos y bodegones. A pesar de que Renoir tuvo un éxito modesto al comienzo de su trayectoria como pintor de retratos, a finales de la década de 1870 fue atrayendo cada vez más a una clientela adinerada. En 1900, la reputación de Renoir como gran pintor estaba firmemente establecida.

Actualmente hay una exposición de Pierre-Auguste Renoir en el museo del Prado de Madrid que empezó el 19 de Octubre y terminará el 6 de Febrero de 2011.
Algunas de las obras que se exponen son:

" Retrato de una joven" (L´ingénue)





"Madame Monet" (Madame Claude Monet leyendo)


      






" Puesta de sol"









Marta Saco Ortega y Guillermo Fernández Méndez.

jueves, 21 de octubre de 2010

Miguel Hernández y sus poemas

Besarse, mujer

Besarse, mujer,
al sol, es besarnos
e toda la vida.
Ascienden los labios
eléctricamente
vibrantes los rayos,
con todo el fulgor
de un sol entre cuatro.
Besarse a la luna,
mujer, es besarnos
en toda la muerte.
Descienden los labios
con toda la luna
pidiendo su ocaso,
gastada y helada
y en cuatro pedazos.

 Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío

Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..

¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.

No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.

Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.

Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.

Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es de día.


El amor ascendía entre nosotros

El amor ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.
El íntimo rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.
El ansia de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.
Pasó el amor, la luna, entre nosotros
y devoró los cuerpos solitarios.
Y somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.


Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!
Miguel Hernández 1910-1942


Fco Javier Real Rodríguez
Isidoro Cano Martinez
2ºB

jueves, 14 de octubre de 2010

Josefina Manresa y el poeta Miguel Hernández

Comenzamos un nuevo curso escolar de Proyecto Integrado “Mujer, Arte y Publicidad” rindiendo homenaje a una mujer carismática que desde un segundo plano ha sido fuente de inspiración, musa y esposa del poeta.



Josefina Manresa Marhuenda, nace en la localidad jienense de Quesada el 2 de enero de 1916 y fallece en Elche el 19 de febrero de 1987. Es la mayor de cinco hermanos, su padre guardia civil es trasladado a Orihuela, en 1927, y allí en la localidad alicantina conocerá al joven poeta, que por entonces no había realizado su viaje a Madrid y se empleaba en el oficio de pastor de cabras, ella era costurera.

 
El semblante de Josefina Marhuenda nos lo traza el propio poeta en una de sus cartas:

“Tus señas particulares son: pelo largo, hecho un puro anillo y negro, negro como un rincón de noche, su piel pálida y graciosa, su boca demuestra una mujer de mucha voluntad y es fina y bien recortada, su nariz copiada de Venus y sus ojos profundos y pensativos y guapos en medio de dos cejas como dos puñaladas de carbón fino”.



En 1933, en Orihuela, es cuando se conocen Miguel Hernández y Josefina Manresa. Ese mismo año comienzan un noviazgo al modo tradicional del lugar. Miguel se tuvo que marchar a Madrid y en 1935 la relación entre ambos se distancia a causa de los nuevos amigos del poeta, pero esta distanciación hace que el amor de ambos sea más fuerte.

En 1936 la familia de Josefina abandona el pueblo y se marchan a Elda pensando en el futuro.


Con el inicio de la guerra civil la relación entre ambos pasa a ser una simple atracción física a una relación de anhelo y necesidad de cariño. En 1937 contraen matrimonio en Orihuela. En este mismo año el primer hijo de la pareja muere y no es hasta 1939 cuando nacería su segundo hijo. En ese mismo contexto el escritor es encarcelado dejando a su mujer e hijo solos.
















En 1942 muere Miguel Hernández en la cárcel de tuberculosis.
















Realizado por :Guillermo Fernández y Marta Saco

Visita:  www.biblionestor.com

jueves, 7 de octubre de 2010

Ghirlandaio

    Domenico Ghirlandaio (Florencia, 1448/1449–1494) y un ayudante de su taller, posiblemente David Ghirlandaio(Florencia, 1452-1525)

Título:Retrato de Selvaggia Sassetti, 1487-1488

Fecha:Tipo:Temple y óleo (?) sobre tabla. 57,1 x 44,1 cm
Medidas:Úbicacion:Nueva York, The Metropolitan Museum of Art. The Friedsam Collection, Donación de Michael Friedsam, 1931; inv. n. 32.100.71
Retrato de Selvaggia Sassetti

Domenico Ghirlandaio (Florencia, 1448/1449–1494) y taller
Título:Retrato de una joven, c.1490-1494
Fecha:Tipo:Temple sobre tabla. 44 x 32 cm
Medidas:Úbicacion:Lisboa, Museu Calouste Gulbenkian; inv. n. 282 


Retrato de una joven


 La influencia del arte flamenco, y en particular de Hans Memling, es patente en el retrato femenino del Lindenau Museum .El Retrato de Selvaggia Sassetti , probablemente concebido por Domenico pero ejecutado por su hermano David, más joven que él, subraya la presencia de la modelo, cuya mirada se dirige al espectador. Por el contrario, el delicado Retrato de una joven, del Museu Calouste Gulbenkian , evoca una atmósfera más poética. En el caso del Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni , Domenico Ghirlandaio es autor tanto del concepto de la obra como de su ejecución. Ghirlandaio transmite de manera sumamente eficaz la gracia de la modelo y su seductora dignidad. En el retrato de Giovanna el pintor recurrió deliberadamente a la pose tradicional de perfil.








Francisco Javier Real
Isidoro Cano
2ºB